domingo, 5 de junio de 2011

Y empezó el descenso

Llegamos a Tilcara, lugar único y realmente sorprendente.
Había mucha cosas que hacer y había que encontrar rápido un lugar para dormir, encontramos un hostel a 30 pesos, si bien el precio nos pareció accesible el lugar era horrible, asqueroso.
Incluso alquilaban cepillo de dientes y jabones usados, los baños estaban en pésimas condiciones y los colchones tenias manchas de sangre de vaya uno a saber qué siglo, pero quien pretende emprender una aventura con estas características debe evitar ponerse exquisito, asique sin más, nuestra estancia en ese horrible hostel al cual arribamos a las 11 de la noche, duro solo una noche y tuvo el lugar de anécdota simpática.
Cuando nos despertamos, dejamos los bolsos en la guardería del alojamiento y partimos a conocer  el famoso Pukara de Tilcara, la garganta del diablo de Tilcara y el jardín botánico de altura, de esas atracciones no habían hablado en información turística.
Empezamos a caminar, previo almuerzo en la calle de unas tortillas de jamón y queso muy económicas y ricas que se venden en parrillas puestas en las veredas.  
Llegamos tras un largo trecho al puente que indica que derecho se llega al pukara y girando a la izquierda está el camino que va hacia la garganta del diablo, hicimos primero el pukara y el jardín botánico que están muy cerquita uno de otro. Al llegar por una contribución a voluntad se puede ir con guía, lo cual es más conveniente porque no todo está explicado con carteles en el lugar, y uno se pierde de saber muchas cosas sino lo tiene.
Recorrimos el lugar que es muy bello y fácil de caminar, nos explicaron la construcción de las casas, las tumbas, algunas herramientas y la conformación de la flora y la fauna del lugar.
Después al bajar, recorrimos el jardín botánico de altura, que posee variadas clases de cactus, una llama (animal típico del lugar) y una excéntrica piedra campana, la cual está formada de tal manera que al golpearla con cualquier piedra suena en su interior como una campana.
Al terminar ese trecho de recorrido, solo nos faltaba la garganta del diablo, que no es la de Salta, esta es una caminada de 5 km en subida muy complicada y cansadora, hay que ser precavidos de no ir durante la mañana porque el sol es muy agobiante y no hay protector solar que pueda bloquear sus devastadores efectos en la piel.
La exhaustiva pero maravillosa caminata se termina en un paisaje precioso, con una catarata pequeña pero muy refrescante, y unos ríos pequeños que inundan zonas del camino llano que separa la cascada de la subida hacen de ese lugar un perfecto espacio para retomar fuerzas de la extenuante escalada y decidirse a volver a Tilcara, esta vez para volver y continuar viaje, porque nos esperaba Purmamarca y las Salinas.
Pero eso, en otra vuelta.

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